ABSTRACT
A los 14 años de vida descubrí el amor, su “forma sexual”, su inexplicable éxtasis vibrando en todo mi cuerpo con una simple mirada. Con ese sujeto de amor conocí la poesía como objeto de expresión de los sentimientos más nobles, más profundos, las emociones más vívidas, aquellas que aún todavía no habían hecho marca en mí y que circulaban en la voz de
mi amado, en la tinta de su pulso, en la transcripción y lectura de poetas de antaño. Y a través de ese amor pude hacer carne el dolor, y a partir del dolor pude empezar a escribir, y el mundo se hizo mucho más amplio y el amor mucho más complejo, la vida fue gestando en mí, a cada minuto, a cada hora, en cada día, cada año, más interrogantes, y los
sentimientos y
emociones afloraron como flores en primavera, en un sin fin de tonos y colores, de texturas y matices, y de a momentos el invierno heló mi alma, las flores se marchitaron y mi existencia se hizo mucho más poética, descubriendo las diversas formas y pesares de la Ausencia. ]


MaGuE CHeNNA:
Recibió la Mención especial del jurado por su poesía "Mancha de San
gre". Concurso internacional "Otoño-Amor; Primavera-Desamor"-Edit. Musa Dormida. (En homenaje a Alejandra Pizarnik)
Los miembros del jurado:
Martha A. Pérez: Licenciada en Filosofía, Profesora de Estética en la Escuela de Arte y Arquitectura de la USAL, habitual colaboradora en la revista Signos – USAL en temas de Estética y Teatro.
Mercedes Giuffré: Licenciada en Letras y escritora. Dicta las cátedras de Literatura Iberoamericana (Facultad de Filosofía y Letras de la USAL) y de Fenomenología del Arte Dramático (Escuela de Artes del Teatro – USAL).
Martín Greco: Es escritor y guionista. Profesor de Lenguaje Audiovisual y Literatura en el Instituto Universitario Nacional de Arte.
María de los Ángeles Carzolio: Es profesora en Letras, egresada de la Universidad Católica Argentina (UCA). Se ha desempeñado como Profesora y Directora de CENS,Centros de nivel secundario de adultos en el ámbito de CABA.


MaGuE CHeNNA fue premiada en el Concurso internacional titulado "La fuerza de la Palabra" con mención de honor, por sus poesías "Especie" y "Seres", entre más de 900 escritores de todo el mundo, donde han sido presentadas cerca de 4.000 obras en su categoría. El mencionado concurso fue organizado por el Instituto Cultural latinoamericano. Sus poesías pasaron a formar parte de la edición de un libro (Antología Poética con una 1º edición de 3.000 ejemplares distribuida en países como España, Australia, Chile, Uruguay y otros, además de Argentina, de donde es la autora.)


MaGuE CHeNNa fue finalista del premio PLATERO en Ginebra (SUIZA) O.N.U (Palacio de las Naciones Unidas), entre 1650 escritores de todo el mundo. Concurso a cargo del Club del libro en español; por su obra poética "DISTANCIA".

Entrega de Premios - Premio Platero - O.N.U. (Link)



La poetisa, Mague Chenna (Argentina, de origen), ha desarrollado de manera autodidacta, desde hace muchos años y en un plano de absoluta intimidad, un tipo de poesía libre, de corte filosófico existencialista, ligada y devenida -ineludiblemente- de sus vivencias entorno al amor como, así también, al obrar humano; va desde los aspectos afectivos introspectivos más abstractos hasta los más analíticos y descriptivos del "mundo exterior", con eje en un "yo" lírico y melancólico, producto de su mirada prismática del mundo, del "ser" y del "estar"; e inundada por una percepción del tiempo en donde pasado, presente y futuro, se mezclan en forma permanente y los interrogantes son la "piedra angular" que construye una especie de éxodo, de promesa de salvación, en la tarea misma de escribir y en la búsqueda de respuestas, de una transformación...


[La autora a su vez viene incursionando en el género tango, con algunas letras propias aún inéditas, y ha sido intérprete en voz, en algunas ocasiones, acompañanda por notables músicos.]


sábado, 28 de abril de 2018



Crítica sobre el libro "De Amor y de Ausencias..." de Mague Chenna (Poesía) por  Pablo LAZZARANO (Egresado de la carrera de Filosfía de la Universidad de Buenos Aires - Argentina-)

En una de sus conmemorables impresiones poéticas, León Felipe insistía sobre una distinción que ha recorrido siglos: Poesía vs. Filosofía. Dos caminos sin entrecruzamientos, el camino del “Pienso…luego existo”, y el camino del “Lloro, grito, aúllo, blasfemo…luego existo”, el camino de la razón frente al camino de la locura, el camino de la verdad frente al camino de lo ficticio (“de las sombras”, diría Platón). Hace ostensible su seguridad de que la primera palabra que dijo el poeta –el poeta genérico, ese espíritu insondable encarnado en ciertos cuerpos humanos de la historia universal- fue un simple y lastimoso “¡Ay!”. El sendero de la poesía es el despliegue de este ¡Ay!, en toda poesía peregrina este “¡Ay!”. Pero frente a estas posiciones que insisten en separarlas se puede considerar otra posibilidad que es la de que filosofía y poesía se encuentren ya hermanadas en ese primer desgarro que las cobija. No hay poesía ni filosofía sin un desgarrarse (¿el alma, el cuerpo…ambos?). La filosofía también se ve inmersa en ese magma del “¡Ay!”; un ¡Ay! que quizás esté disfrazado, maquillado, encubierto de razonamientos, palabras, conceptos, pero que sigue latiendo en el fondo mismo del preguntar. Filosofía y poesía se encuentran en el preguntar.
“De amor y de Ausencias…” es ese fondo mismo donde yace el desgarrarse (un yo poético que se desgarra, una escritura que se desgarra, una filosofía que se mantiene en la ondulación de la pregunta, un preguntar desgarrándose). La escritura poética presente en este libro se hace encuentro con ese fondo o, en otro sentido (o en un mismo sentido), ese fondo deviene escritura, persistencia, pregunta. Como si las letras temblaran ante un regocijo y un desamparo, como si temblaran ante lo imposible del tiempo, del retorno, del eco del nóstos que afirma un “ya no” pero confía en un “quizás”. Esta escritura no es más que un “yo” encarnado (“Soy una poesía en el interior de un libro/ llorando por el abandono”) (“…pero vuelco mi agonía/ en este frio papel”), despedazándose por la ausencia, la desesperanza, el silencio, la fragilidad, la pérdida, el dolor, la nada… ¿Ausencia, desesperanza, silencio, pérdida, dolor de qué? De un “tú”; un simple y poético “tú”. Y entre ese “yo” y ese “tú” se encuentra el mundo atestiguando el dolor, yacen las cosas impregnándose de esa relación. ¿Qué son las cosas?, ¿qué le suceden a las cosas cuando un yo esta vacio de un “tú”? Las cosas no son más que centelleos de un “yo” relacionándose con un “tú”. (“Sol de invierno/ rebotando en el afán de tu risa, /en el rio seco/ de tanta nostalgia derramada”), (“El cielo se ha puesto más que oscuro./ No quiero alzar la vista y saber si hay estrellas,/ siempre me han gustado…/ Si lo hago, es probable que en el futuro/ me traigan un recuerdo triste, desagradable, pesadillezco y nuevamente triste”)
Dejémonos llevar por esta escritura y transfigurémonos en ese “yo”, poético y filosófico, habitemos a través de la lectura ese espacio insondable del “¡Ay!”, del desgarramiento, y apreciemos el éxtasis de “pisar el aire”. (“Aunque parezca raro- y crea que soy ayer/ y el agua el mismo agua-,/ el agua al amanecer/ será otra agua/ y el horizonte/ -aunque a mis ojos sea igual-/ se ha transformado.”) No es posible transitar ni terminar la lectura del libro sin sentirnos modificados y transformados por un bello halo poético que nos renueva la manera de ver el mundo, de sentir el mundo, de vivirse en el mundo con un “tú”.

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